Thursday, February 01, 2007

El Anti Estado I, II, III (Parafraseando a un escritor chileno cuyo nombre olvidé por completo)



I
Entienda que si le hablo de Usted es por la distancia que ahora siento después de haberle dicho que lo amaba con la vida, con mi vida y tener que sepultarle hoy junto las gardenias que nacieron en enero. Por los bulbos de tulipanes que mueren olvidados en una bolsa negra dentro de una matera sin tierra para plantarlos.
Y este usted le recordará que no hubo cercanía ni construimos juntos. Si acaso, destruimos mutuamente los Estados de ojos verdes y olores a lumbre y hogar, construyendo de esa destrucción un miserable Anti Estado.
No se sienten mariposas ni dentro ni fuera. Y usted se entera, no está ajeno a este sentir porque no tiene cómo desprenderse del vacío que se agranda en la soledad.
Recuerdo entonces a Manue, acariciando mi espalda en las noches tristes cuando volví a mi casa paterna. Con su camándula en la mano derecha la encontré en brazos de su Dios, mientras el viento agitaba el viejo sauce del patio y las gardenias florecían por primera vez.
Es que en estos Anti Estados uno asocia los desprendimientos de llanto del alma y los viajes sin regreso de quienes bien nos amaron.
Un Anti Estado en el que se anestesian las pasiones y se duermen los sentires como si se fueran de uno por un tiempo. Entonces aparentamos frivolidad, aparentamos indiferencia y nos reímos con los demás para que nadie pueda leer aquel desteñido letrero que decía: discúlpelo, es que está enamorado.
Entonces el Usted me nace de lo más profundo de mi sin sentido, porque tengo más verdades que razones para ocultarlas. Pero sucede que mis verdades no son las mismas que las suyas y para qué darle sentido a lo que no lo tiene?
El pan amasado y la estufa calientan cuando el caldo hierve en las manos del hombre que se ama. En estos Anti Estados ni el solecito de la tarde calienta para tomar un baño que me saque de la agonía, que me limpie del llanto miserable.
Entonces vengo con pena porque ni siquiera honro a los hombres que lucharon por las libertades, ni al gesto de Allende de preferir matarse que entregarse. Porque no vio que había futuro, no creyó realmente en lo que decía, en el cambio que promovió. Entonces su Anti Estado fue ver el fin en la derrota. Cobarde e infame no se la bancó. Que me juzgue entonces la historia por semejante sacrilegio a los seguidores del partido y a los comunistas que viven del Estado, compañero por el pueblo y para el pueblo...
En estos Anti Estados solo dejo que el tiempo suceda y vuelvo a mi güetto sin llamar a los guardias de mis sueños porque ya están muertos. Como luciérnagas se fueron sin compasión directo a quemarse en la llama que ardía en usted, y al igual que en las Noches sin Fortuna de Andrés Caicedo, mi estómago está revuelto “...Como si se alimentara de una sopa negra llena de estrellas rutilantes...”
Desamar como la madre que no quiere parir ni sacrificar su esbeltez. Desamar como la mujer que no amó porque no quiere ser humillada, porque quiere verse al espejo y, a pesar de su figura poco estética, sentirse orgullosa de si. Desamar como la soledad de hacerle el amor a una ciudad ajena, de un país ajeno, en un otoño ajeno y llorar por los olores a verde intenso de la eterna primavera, por el desfile de silleteros y las comparsas de la Feria. Llorar por lo propio, por el Estado que no se construyó.
Por el llanto que una vez usted me pidió que guardara para usted.
II
Guardar llantos y silencios para feriarlos luego como víctimas de este Anti Estado de debilidad y fragilidad interior. Sumergidos en un medio acuoso que brota de los ojos inundando el espacio entre el alma y el sentido, ahogando las razones y los subterfugios para abrirle paso a las imágenes auto compasivas. Como El Roble de Benedetti y su niño muerto, como el Réquiem de la Maripos, de Rojas, en la página 179 “... Parece que de lo que muere uno es de maniquí...”
Entonces uno se va a los abuelos, a los de los Estados en los que se ama, que se amaron con la vida porque así lo presentían y la moral se los dictaba y me pregunto si se desamaron en algún momento... ¿Si la abuela que parió 8 veces quiso alguna vez no ser amada? ¿Habrá querido sumergirse en su depresión alguna vez? ¿La habrá golpeado el abuelo mientras le hacía los hijos que tuvieron?
Cacerolas con rastros de cenas pasadas, migas de pan esparcidas sobre el mesón y un cuchillo untado de mantequilla reposa sobre el limpión de cuadros que una vez fuera individual de una mesa servida con la delicada mano de la mujer de pechos pequeños y piel trigueña que usted no pudo amar más.Los porotos bajo la escalera para los muertos y una vela a medio consumir que anuncia la llegada y la salida. Rezos y brujería para apaciguar la conciencia.
Usted me quitó la poesía y la apretujó con mis zapatos, no los rojos, los que persiguió entre sueños subiéndose a un tejado sin alféizar y dándole de comer a palomas otoñales trigo y cebada de la octava región.
El Anti Estado lleva de la mano a la búsqueda de razones que pesen más que los hechos, y a preguntas que nunca serán contestadas con certezas: ¿Se dio cuenta?¿Notó el temblor de mis manos mientras recogía la ropa para salir de su vida para siempre?¿Habrá escuchado el “te quiero” que le susurré a su pequeño que miraba ausente sin entender?¿Y si acaso fuera cierto que me amaba tanto que me lastimó por no entender su propio dolor? Porque al elaborar estas preguntas, el Anti Estado pesa menos, y busca un sentido dramático para justificarse. Cobarde y traidor, uno se siente con el derecho propio de hacer lo que se le viene en gana sin pensar en las consecuencias. Sin pensar en el peso de las palabras, lo canta todo en una carta de despedida. Esa carta que ni siquiera le entrega con la mirada puesta en sus ojos... los de usted, ¡claro! Uno, cobarde hasta el último segundo, ni siquiera por un instante lo mira a los ojos.
Entonces hay que embrutecer el Anti Estado con un poco de licor y cigarros de marihuana hasta perder la conciencia. Autómata de riesgo no controlado, uno camina en sentido contrario. Camina para perderse. Camina para no estar vivo. Camina para no estar. Camina para no ser. Camina y camina sin rumbo ni distancia, sin punto de referencia.
La dignidad es un concepto sobre valorado en el Anti Estado. Uno está enlodado hasta el cuello como si caminara sobre Temuco con los zapatos de tacón puntilla de puta de cabaret que compró para complacerle. ¿Qué más da? Untado el dedo, untada la mano. Así uno se arrastra en el fango y no disimula, y no levanta la frente. Y el nuevo corte de cabello no fue suficiente para quitarse la auto imagen pordebajiada.
Geografía e historia se revuelven dentro de uno y el guerrillero muerto durante la emboscada del ejército nos desprende una lágrima. Y la victoria abrumadora de Uribe llega hasta el sur como la onda explosiva del último atentado a la patria. El último atentado del pueblo Colombiano a su patria. ¿Cuántos muertos son necesarios para llegar a este Anti Estado en el que ya ningún muerto nos duele?
¿Cuántos bulbos de tulipanes muertos sin haberlos plantado son necesarios para que vuelva a doler?
III
Vivir y no pensar... esa es la consigna. El Anti Estado no permite el cuestionamiento de las acciones, ni siquiera permite las acciones... posiblemente una diarrea verbal que parece no terminar nunca.Usted y su conchesumadre emitido en tantos y confusos escenarios se entremezclan con el aroma seminal que aún permanece en mi olfato y con el de los lavatorios de vinagre que recomendaban las tías al finalizar mi período.
¿Mi período?
¿Tendré de nuevo mi período?
¿Tienen períodos las mujeres muertas?
¿Las inservibles?
¿Las que no amamantan?
¿Las de vientres vacíos?
¿Las capitalistas que no saben hacer el amor ni vestirse de blanco con zapatos rojos?
¿Las que nunca amasaron pan ni tendieron la cama?
¿Las que no lavaron su ropa ni la de sus hombres?
¿Las que pagan con dinero las traiciones?
¿Las que todo lo compran hecho porque no saben hacer nada?
¿Las que escriben mirándose el ombligo y cuando dejan de mirarlo ya no tienen poesía?
Los hijos concebidos pero no engendrados vendrán cada mes prolongando el Anti Estado hasta la descomposición de la carne.
“... Engendrado, no creado, de la misma naturaleza que el Padre por quien todo fue hecho y que por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo...”
El Credo de los hijos del Padre. El Credo de los Estados ritualistas. El rito de la fe. La fe de los creyentes. Los creyentes en la salvación. Nunca fue mi credo. Nunca fui hija y usted no me salvó. Usted me condenó y yo me condené a mi vez a este Anti Estado, sin credo, sin rito, sin fe.
“... mi fe burlada, mi fe en su amor perdida, es ancla de una nave destrozada, ancla en el fondo de la mar caída...” (I. E. Arciniegas, “A Solas”, Colombia)
Ancla, polo a tierra, cadenas de olvido. Razón de razones. Desiertos con sombras de hienas esperando la cena. Risas y usted. Estado de derecho contracara de Anti Estado de culpa. Comunismo y amor des amado. Comunismo salvaje. Sexo y lágrimas, sudores trasnochados y licor Cubano. Anti Estado capitalista de amor y mentira.Renuncia. Muere. Sin dignidad ni orgullo por glorias pasadas. Cruzando el umbral del dolor ya no se siente nada.
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Nota: Ahora por fin el Anti Estado desaparece porque no era más que una postura pseudo intelectual para parafrasear a quien alguna vez escribió "El Estado"...
Sin insinuaciones...
¡Muere!

Tuesday, June 06, 2006

Mi Respuesta

Solo estoy pensando en mí.

Y yo te lo advertí. Te dije que sería tu dolor de cabeza agudo y permanente. También te dije que tenía miedo, que confiar no era mi fuerte por ahora, te hablé de todo lo que había sucedido desde la última vez que salimos hace un año. Y tú me pusiste, sin darte cuenta, entre la espada y la pared al darme un ultimátum. Al decirme que te buscara de nuevo cuando estuviera dispuesta a creer que es cierto que apostarás una y otra vez a ganar por mi.

Me diste ese ultimátum y dos días después viniste a buscarme. Como si nada. Después de todo lo que te dije. Y creíste que con un simple “no te preocupes, ya pasó” en verdad todo había pasado. Te dije que no estaba para pensar, y me diste los días para hacerlo, y al pensar volví a perder.

¿Ves?

Tú no me escuchas. ¿Crees que puedes arreglarlo con tu increíble sonrisa, rodeándome con tus brazos largos y flacos y besándome hasta doblar mis rodillas?
¿Creíste que con eso podrías borrar todos los miedos que he ido alimentando durante tanto tiempo? ¿Pensaste que por arte de magia se borrarían todas las imágenes que tengo grabadas de mis últimos meses?

Te hablé del hombre sin pelo y sin ojos… Pero me faltó decirte que mi piel aún no está lista. Que tiene todavía las marcas de mis torpes intentos porque me perdonara por haberle fallado. Por no haberlo amado como debía ser. Por no ser la mujer que amó con su vida. Por no haber cabido en ese molde que tenía para mí. Y mi piel aún tiene sus miradas de odio y su ira como tatuajes imborrables. Y aún no me perdono por eso. Aún no me perdono la humillación y la ingenuidad de creer que su amor era bueno y estaría por encima de su ira.


Y me odio por sentir aún este dolor. Me odio por haberme provocado esto. Me odio por no haber tenido carácter. Por haber callado. Me odio por haberlo amado y no dejar que lo supiera. Y me odio por un “Alejandro Magno” que también fabriqué como todas mis ilusiones y en el que creí ciegamente para defenderme del dolor. Un “Alejandro Magno” que lo único que sintió por mi fue lástima. Y lo dijo a los cuatro vientos sin sonrojarse.

Yo nunca supe lo que era que alguien sintiera lástima por mí. Y se siente horrible, más cuando te hacen creer que la lastima es cariño.

Me he provocado yo misma tantas marcas por las cuales me odio que sería muy cabrona si te permito hacer parte de esto. No quiero contagiarte esta amargura que llevo a cuestas. No quiero dañarte. No quiero envenenarte.

Mil gracias, por todo. Por lo vivido y lo soñado en tan solo tres semanas. Por lo que pusiste en el asador y lo que dejaste presentir que podría ser. Son momentos inolvidables. En mi corazón, por encima de todas las huellas, los rasguños, las señales anteriores, hay ahora otra marca imborrable: Tu.

Esta decisión no ha sido fácil. Y si la tomo es porque me quedó grande la apuesta. No tuve con qué responder. Soy anormal. No gran cosa. Una tipa más de las que la fantasía y la realidad se le confunden. Amable y sonriente porque en casa me enseñaron. Porque no puedo negar lo que por naturaleza traigo.

Pero soy diferente a ellos. Defectuosa de fábrica. Poseo el don de midas pero al revés. Todo lo que toco lo vuelvo mierda y antes de volver mierda tus sentimientos y tu nobleza de corazón, prefiero cortarme las manos y nunca tocarte.

Como siempre esto lo escribo con alma, vida y sombrero.

Thursday, June 01, 2006

Mientras peinaba mis muñecas

Alisaba sus cabellos cuando vi los hilos que se desprendían de ellas. Y un hombre sin ojos tiraba los hilos para hacerlas bailar a mi alrededor.
Mis muñecas tienen rizos dorados y ojos azules. El hombre sin ojos no tiene pelo pero una sonrisa macabra se dibuja en su rostro mientras me roba mis muñecas.
No hubo rincón en el que pudiera esconderme y su ira me siguió a todas partes.
Porque yo no era la muñeca que él se imaginó para peinar y al verme se le quemaron los ojos. Ya nunca más podrá verme.
El quería su muñeca vestida de blanco, chiquitita, para poderla bañar y acariciar con sus grandes manos. Quería una muñeca sin ojos para que no lo viera y no se diera cuenta de su alma negra. Sin boca para que no le dijera que no lo amaba. Quería una muñeca de trapo.
Me vio, vestida de negro, con los labios rojos y bien marcados, mis ojos azules casi transparentes que al verlo, y sin pronunciar palabra, le dijeron que no lo había amado. Que jamás me vestiría de blanco. Entonces su lengua venenosa se introdujo hasta mi garganta y ya no pude hablar. Mi piel de porcelana se quemó bajo su vientre caliente sobre mí y mis muñecas de rizos dorados rodaron en partes por el suelo.

Ven, muñequita linda,
la que tu padre tanto quiso,
ven te pongo el brazo en su sitio
y busco tu cabeza para poderte peinar.
Deja que el viento se lleve

su sombra
y el frío congele tu amor.
Duerme, muñequita linda,

en los brazos de otro hogar.
Duerme tranquila
que el hombre sin ojos
ya no te puede tocar.

Sunday, May 28, 2006

A Mariana

A Mariana, la mujer fuerte.
A Mariana, la amante infinita.
A Mariana, la mujer que hoy habita en mi.
A Mariana, la mujer que el compañero de luchas no supo amar, ni luchar.

Monday, May 22, 2006

Arboles desnudos y techos en punta

Miro desde una ventana
la fría ciudad de Santiago de Chile,
le hago el amor entre lágrimas
y los árboles desnudos
y los techos en punta
me muestran su otoño
y callan.

Las capitalistas no sabemos hacer el amor.

Todo lo que pueda doler, en principio, está descartado. Al igual que lo están toda práctica de extraño olor o sabor. Pero lo que sucede es que no sabemos entregarnos y nos da miedo perder el control. No sabemos hacer el amor porque no queremos perder la propiedad privada de nuestras pasiones y nos escondemos tras la facha-da postura del amor: "sin amor el sexo no tiene sentido".

Podríamos ser la puta particular, la puta exclusiva a cambio de un tu "Te Amo" mirando a los ojos, de lo contrario atesoramos en el banco de nuestra falta de sentido toda posibilidad de ser y dar. Por eso decimos, ocultando el rostro: "Tuve sexo, algo casual, pero nada más" salvaguardando así nuestra estúpida dignidad.

Y luego solo dan ganas de llorar cuando nos miramos al espejo y vemos el vacío reflejo de la insatisfacción.

¡A la mierda el amor!

Thursday, April 20, 2006

Gustavo Malomo por siempre



(Privado)
lun
09
enero
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14:35 Malomo

Amo in te
-Nazim Hikmet

Amo in te
l'avventura della nave che va verso il polo
amo in te
l'audacia dei giocatori delle grandi scoperte
amo in te le cose lontane
amo in te l'impossibile
entro nei tuoi occhi come in un bosco
pieno di sole
e sudato affamato infuriato
ho la passione del cacciatore
per mordere nella tua carne.

amo in te l'impossibile
ma non la disperazione

(Privado)
lun
09
enero
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10:59 Malomo

¡Qué ganas de escribir algo!
Pero mejor no.
¡Qué ganas de que se desvíen los aviones hasta mi ciudad!
Pero mejor no.
¡Qué ganas de recorrer con besos esa figura ascendente que guarda mi memoria!
Pero mejor no.
¡Qué ganas de que vuelvas para decirte que te extraño desde que te fuiste!
Pero mejor no.
¡Qué ganas de enterarme!
Pero mejor no.
¡Qué ganas de no tener más ganas!
Mejor si.

Balada para el Señor Caracol



Dedicado a quien una vez escuché que le decían: El chico Dada


¿De casi 50.000 especies de moluscos
que se deslizan sobre el planeta,
justo usted vino a habitarme?
Con su serie de contracciones
musculares ondulatorias,
ha recorrido mi masa encefálica
apropiándose de mis pensamientos.




Es usted un gasterópodo (sin ofender)
con su único pie en su panza;
sin más oficio que deambular.
No es marino, ni de agua dulce,
ni terrestre adaptado.
Usted, Señor Caracol,
existe sólo en mi imaginación.

El soporte mucoso que segrega
deja su huella entre mis sesos
y parasita descaradamente
alimentándose de mi poca materia gris
y de mi materia en descomposición
la que descompongo de sus inocuos
códigos de comunicación
hasta deshacerme
en hilachas de irracionalidad.

Su rádula, esa lengua en forma de cinta
contiene muchos miles de dentículos,
y se deleita con mis incoherencias.
Carnívoro también,
fue capaz de perforar mi cráneo
para escapar de la celda
donde pagaba su delito.
Y fue carcomiendo mi carne
abriéndose paso por mi tráquea
hasta llegar, sin camino,
al pericardio de mi aurícula derecha.

Pero su concha helicoidal en la que
tantas veces se recoge para protegerse
de las inexistencias, no lo dejará pasar.
Ya no me habla, ya no lo escucho,
solo arde en el infierno de mi hornilla
Escargot para la cena, en vino blanco
y finas hierbas.

Monday, April 10, 2006

Borgias Virtuales



Lucrecia Borgia (1480 - 1519)
Duquesa de Ferrara, Italia

Lucrecia Borgia perteneció a la familia italiana (de origen español) más corrupta de la historia. A ella particularmente se le ha considerado culpable de asesinatos por envenenamiento, de incesto y muchas otras atrocidades.
Sin embargo, tenía un carácter dual, pues por momentos se pensaba que era la mujer más casta, y por otros el vivo demonio. La historia no se ha decidido sobre cuál posición tomar, pues las atrocidades que se le adjudican no están comprobadas.